Otorgar estatus temporal a venezolanos y haitianos aliviaría el Darién

En Human Rights Watch, llevamos dos años haciendo trabajo de campo en el Tapón del Darién. Hemos realizado más de trescientas entrevistas para entender por qué la gente se va y por qué termina allí. ¿Cuál es la explicación?

Voy a hablar brevemente de tres hallazgos.

El primero es que, al analizar el flujo de personas por el Darién y su crecimiento dramático – llegando a medio millón de personas en 2023 – encontramos una coincidencia notable. En enero, Estados Unidos negoció con México la imposición de visados a venezolanos. La correlación es impresionante. Esto lo corroboramos con entrevistas en trabajo de campo: muchas personas que habrían podido volar a través de México y Guatemala, en su mayoría venezolanas, se enfrentaron a la imposibilidad de obtener pasaportes debido a dificultades burocráticas y costos elevados en Venezuela. Además, el acceso a visados era muy limitado. Esto llevó a un aumento significativo en el número de personas cruzando el Darién.

Intentar bloquear el paso de migrantes no reduce su número, sino que los empuja a rutas más peligrosas y violatorias de derechos humanos. En este caso, la correlación es clarísima.

El segundo hallazgo importante es que el territorio del Darién, en Colombia, está controlado por el Clan del Golfo. Los datos oficiales del gobierno colombiano indican que el Clan del Golfo recibe aproximadamente $US 125 por cada migrante, lo que equivale a $US 68 millones al año, y esta cifra sigue creciendo.

Si el flujo migratorio continúa aumentando, hay una gobernanza criminal en la que tanto el Estado colombiano como el panameño no controlan adecuadamente el territorio. No hay esfuerzos suficientes para investigar, juzgar y sancionar las graves violaciones de derechos humanos, como homicidios, desapariciones y violencia sexual, que ocurren en esta zona. Sin un intento legítimo y protector de los derechos humanos para controlar este territorio, el Clan del Golfo sigue controlando las rutas migratorias y de narcotráfico, regulando la conducta de los guías y aplicando reglas draconianas.

El último hallazgo, según las encuestas de ACNUR, y corroborado con nuestro trabajo de campo, muestra que la mitad de las personas que cruzan el Darién habrían preferido quedarse en otros países por los que pasaron: Ecuador, Perú y Colombia en el caso de los venezolanos; Brasil y Chile en el caso de los haitianos. Sin embargo, se vieron obligados a seguir migrando debido a problemas con los sistemas de regularización, permisos muy cortos y restrictivos, falta de políticas de integración social y económica para generar empleo, y problemas graves de xenofobia. Por ejemplo, en Perú, mujeres venezolanas nos dijeron que se iban porque las llamaban "roba maridos" o "prostitutas".

Este tipo de fenómenos expulsa a la gente, llevándola a lugares como el Darién. Existe una oportunidad inmensa para que los gobiernos latinoamericanos, que se reunirán en Ginebra para negociar un texto que se proclamará a principios de diciembre en Chile, tomen la decisión de otorgar un estatus temporal transitorio para todos los venezolanos y haitianos en América Latina. Esto ofrecería una protección que no tenemos hoy.

Finalmente, lo que suceda el 28 de julio en Venezuela para buscar una transición hacia la democracia tendrá un impacto directo en lo que veremos o no en el Darién en el futuro.

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Aquí el video completo de la conversación entre Juanita Goebertus, Víctor Escobar, responsable para América Latina de Médicos Sin Fronteras (MSF), y los periodistas Jon Lee Anderson y Ginna Morelo.